Fisioterapia y fibromialgia

Fibromialgia y Fisioterapia

He decidido probar con la Fisioterapia, para mejorar las limitaciones que mi amiga la Fibromialgia me ha impuesto en este confinamiento.

Sí, ya que el sistema de salud me tiene, por decirlo, suavemente, desencantada. He decidido buscar por mi cuenta, la ayuda que quizás me pueda beneficiar.

Al igual que, hace tiempo, decidí cambiar mi forma de ver la vida, de pensar, de soñar, de disfrutar; ahora he elegido probar con una especialidad que estoy segura, me puede ayudar

Fisioterapia y Fibromialgia

Como os digo, me siento, abandonada por el Sistema Sanitario; son ya 17 años de Enfermedad, de Fibromialgia, de Dolor Crónico.

17 años.

En este tiempo, he pasado 2 veces por la Unidad de Fibromialgia de Alicante. Cuando la inauguraron, en 2004, y más recientemente en 2017.

En ambas ocasiones, me han informado y formado sobre la enfermedad, y técnicas y herramientas para sobrellevarla.

Y en ambas ocasiones, me he vuelto a casa, tras realizar el programa, unos 8 meses de duración; con mi Dolor y mis Limitaciones, no obstante, con mucha información, que sí, efectivamente me ha ayudado a manejar la situación, pero no la ha solucionado.

Sigo viviendo con Dolor Crónico cada día de mi vida, en mayor o menor medida, pero Dolor.

Fibromialgia y confinamiento

Ya os he contado cómo lo he vivido, en anteriores entradas, #YoMeQuedoEnCasa, y Fibromialgia. También podéis escuchar el podcast que grabé para la Escuela de Pacientes.

No ha sido fácil, nada fácil.

Vivir con Fibromialgia es bastante complicado, requiere de una atención constante a tu cuerpo y a todo tu entorno, a tu vida.

Fibromialgia y Sobreesfuerzo

Se trata, como suelo decir, de medir, de contar, de calcular, de programar. Toda nuestra vida, debe ser controlada en tiempo, para poder así, manejar el Dolor Crónico que la enfermedad produce.

Controlar, medir los tiempos…cuánto tiempo puedo estar sentada en una silla, sin que tenga consecuencias negativas, osea, más Dolor; cuánto tiempo puedo caminar antes de que, el Dolor me lo impida, cuánto peso puedo coger sin que mis brazos se resientan…medir, contar, calcular.

Siempre es lo mismo.

Aunque nunca igual, y es que ayer, por ejemplo, pude salir a andar hora y media, y después, comer con amigos, tumbarme al sol, un día «de lo más normal».

En cambio hoy, ¡ay, hoy!, apenas puedo levantarme. Es posible que ayer perdiera la cuenta y me excediera, o simplemente, que hoy es un mal día.

Fibromialgia, formando parte del proceso de mi enfermedad.

Es algo que siempre repito:

Un paciente debe involucrarse en el proceso de su enfermedad, debe formar parte del equipo, juntos a los distintos especialistas sanitarios, que nos tratan.

Debe participar en la toma de decisiones, dialogar, preguntar, exponer. Dejar de lado, de una vez por todas, el sistema paternalista que nos ha acompañado durante años, y alzar la voz.

Esto es lo que he intentando, dado que durante el tiempo que hemos estado confinados, el Sistema Sanitario se ha olvidado de los pacientes crónicos; cosa, por otro lado, perfectamente comprensible, sin duda.

Pero la «normalidad» va llegando, según avanzamos en las fases, y los pacientes crónicos, seguimos olvidados.

Volver a andar, volver a «Mi vida normal»

La idea de la Fisioterapia, ha rondado en mi cabeza, estos últimos meses.

Como ya os he contado, aquí en el blog, y en mis redes sociales, (Twitter, Facebook), tras una menopausia precoz, surgieron problemas de Osteoporosis, que provocaron la fractura de 4 de mis vértebras, en la zona lumbar.

Desde entonces, los problemas de espalda, me han machacado cada día, y se han multiplicado, en parte, creo, por la falta de atención de los especialistas sanitarios que me han tratado.

Desde el día «que me rompí»; la espalda ha sido, mi punto débil, me dificulta andar, me limita en todos los ámbitos de mi vida.

Y la respuesta obtenida, en cada consulta, es la misma:

Tienes Fibromialgia, te tiene que doler

Suena a chiste, ¿verdad?. Por desgracia, no lo es.

No todo es Fibromialgia

Resulta obvio, y sin embargo, muchas veces es necesario explicarlo, ya que no se entiende.

No crea que sea tan difícil, si me rompo un hueso del brazo, me dolerá porque hay una lesión, no porque tenga Fibromialgia.

Pues bien, con la espalda sucede lo mismo, pero pocos me creen.

Considero que, no es ninguna locura pensar, que tras las fracturas, hayan surgido otros problemas, como por ejemplo, Síndrome Piramidal o Estenosis de Canal Lumbar.

Han pasado años, desde que un día de finales de marzo de 2015, subiendo las escaleras de mi casa, noté un pinchazo a nivel lumbar, no estaba haciendo ningún esfuerzo, ni nada parecido, sólo subir las escaleras.

Ha pasado demasiado tiempo, así que, en este confinamiento, le he estado dando vueltas a la posibilidad de acudir a un fisioterapeuta, para recuperar movilidad, y disminuir el Dolor.

Mi corto recorrido en Twitter, me ha llevado a conocer a distintos profesionales, dedicados a esta actividad, a esta especialidad; con algunos incluso he llegado a hablar, a intercambiar impresiones.

Con todo, en mi cabeza, el tema fisio, iba cobrando fuerza.

Fibromialgia Superación

¿Casualidad?

Un día, curioseando por Facebook, entré en un grupo destinado a fomentar el Comercio Alicantino, y un de los post aparecía una Clínica de Fisioterapia.

Podría decir que vi la luz, que sentí una flecha en mi corazón, pero no, sinceramente no. Si bien es cierto, que pensé, ¿y si le pregunto?

Dicho y hecho.

Le pregunté, si conocía la Fibromialgia, y si podría ayudarme, quedamos en hablar por teléfono.

Me gustó su actitud, sus conocimientos, su sinceridad.

Sinceridad.

Actitud nada habitual en muchos profesionales sanitarios hoy día.

Sí, he dicho nada habitual, lo siento; pero sinceramente, a lo largo de los 17 años de enfermedad, pocos, muy pocos han sido los profesionales, que han reconocido su incapacidad para ayudarme.

Sinceridad.

Quizás sea culpa del exceso de ego, de algunos profesionales; no sé, pero repito, la mayoría, en mi caso, se han dedicado a decir que mi Fibromialgia tiene la culpa de todo.

Pero volvamos a la conversación, me gustó su empatía, su cercanía; y decidí que sí, quería probar.

Y aún así, tuvimos una primera consulta en la que hablamos largo y tendido. Le enseñé informes, me preguntó por mi medicación, por mi Dolor, me preguntó, cómo me hacía sentir, cómo me limitaba.

No sé si recordáis, pero esa ha sido mi queja siempre; nadie pregunta cómo me hace sentir el Dolor Crónico, nadie me pregunta cómo me limita; cuándo esto es, si cabe, más importante, qué cuantificar del 1 al 10 el dolor.

Fibromialgia y Dolor

En esta primera consulta, expusimos ideas, dudas, miedos; y sobre todo, fuimos claros.

«Sé q no me vas a curar»

«La fisioterapia te puede ayudar, si tu también te implicas y pones de tu parte, pero también puede que no consigamos nada»

Esa sinceridad, es la que me gusta, la que quiero, la que merezco.

LA QUE MEREZCO.

La que merecemos los pacientes.

No queremos que nos maquillen la realidad, (después de 17 años, la conozco a la perfección), ni que nos mientan y, por supuesto, no queremos que nos culpen.

Tras esta primera consulta, acordamos iniciar el tratamiento, fijando la fecha para la primera intervención.

Derrotando miedos

En marzo de 2015 se produjeron las fracturas, hasta septiembre no inicié tratamiento. Fueron meses muy duros, de muchísimo Dolor.

El tratamiento consistió en analgésicos y un corsé ortopédico, durante un año.

Y después

Pues después nada, así de simple. El Dolor continuaba, pero ya era achacado a la Fibromialgia, «te tiene que doler» me decían.

Desde entonces he desarrollado un miedo irracional a que toquen esa zona de la espalda; creo que me volveré a romper; de manera que evito también apoyarme sobre ella, o dejar que nada roce esa zona.

Con esta información, podéis imaginar mi reacción, cuando mi fisioterapeuta simplemente rozó mi zona lumbar.

Sí, me tensé, me estremecí y por un segundo, por sólo un segundo, pensé; «Maite, vámonos de aquí»

Afortunadamente, no hice caso, intenté controlar mis pensamientos, intenté relajarme y dejarme llevar.

Lo conseguí, creedme, lo conseguí.

Conociéndonos

Antes de seguir, quiero decir, que mi fisio se llama Víctor.

Durante toda la sesión, me iba explicando con detalle, todo lo que me iba haciendo, cada paso, cada movimiento; y lo mejor, me iba preguntado cómo me sentía, si me hacía daño, si me molestaba.

Que lujo, de verdad.

Además es una persona muy empática, sentí en todo momento, que me entendía, que se esforzaba por hacerlo.

Cuando acabó la sesión, me enseñó algunos ejercicios que yo debía realizar en casa, algo sencillo y muy suave.

La idea es ir poco a poco, probando, corrigiendo, avanzando despacio, y si es preciso, retrocediendo para subsanar errores.

Y así lo hemos ido haciendo, ha sido necesario modificar algunos ejercicios, ya que me provocaban más Dolor.

Igualmente hemos ido incrementando la intensidad de la presión ejercida sobre mi cuerpo.

Pero no quiero adelantarme.

Primera Sesión

No lo he comentado, pero dada la situación actual, destacar que las instalaciones de la clínica, cumplen toda la normativa, dirigida a preservar la salud de trabajadores y usuarios.

Dicho esto, sigamos.

Empezó por masajear mi espalda, con suave presión, reconociendo mis puntos débiles, activandolos.

Y yo feliz, sí, porque no me estaba haciendo daño.

Efectivamente, no me estaba haciendo daño.

Sorprendentemente, ¡¡no me estaba haciendo daño!!

Debido a una experiencia sucedida hace bastantes años, al inicio de mi Fibromialgia, para mi, la palabra fisio, estaba inevitablemente unida a Dolor. Recuerdo que tuve que dejar de ir a un profesional, ya que el Dolor que en cada sesión me provocaba, era mucho mayor que los beneficios.

Recuerdo cómo clavaba sus manos en mi espalda, disparando un dolor que duraba días.

Con esta experiencia, podéis imaginad el miedo, las dudas que me surgían.

Pero ahora, todo ha cambiado, sí, totalmente.

El masaje, unido a las explicaciones, hicieron de la sesión algo placentero y positivo.

A continuación, tras los masajes, (seguro que no estoy empleando el término correcto, disculpadme), llegó un momento, que cuando en la primera sesión lo planteó, hizo que todas mis alarmas se dispararan.

Acupuntura.

Sí, habéis leído bien, Acupuntura.

Por suerte, volvió a imperar la sinceridad, a la que apelaba anteriormente.

Yo le expliqué mi excepticismo, ante la posibilidad de, que por clavarme una aguja en el dedo gordo del pie derecho, me fuera a curar una úlcera de estómago; honestamente, reconozco que por un instante, incluso dudé de su profesionalidad, y de mi decisión de acudir a la cínica.

Fue un instante, por suerte, ya que rápidamente, me explicó que la finalidad de las agujas no era otra, más que, activar los músculos en los que estaban clavadas. Nada de curaciones, ni de alinear los chakras, ni nada por el estilo.

Respiré tranquila.

Y en consecuencia, decidí, que sí, que estaba en el lugar correcto.

Las agujitas, no me hicieron daño, nada, incluso fue un momento relajante, ya que me dejó descansar en la camilla unos minutos.

Después de este relax, llegó el momento de los ejercicios.

Ejercicios

Ya habíamos hablado de la necesidad de implicación por mi parte; y estaba dispuesta a cumplir.

Me enseñó algunos ejercicios, los practicamos, adaptándolos a mi situación; y he de decir, que eran sencillos y asumibles; factor muy importante para mejorar la adhesión.

Con este apartado, dábamos por concluida la sesión.

Me iba a casa con una gran sonrisa, que incluso con mascarilla, creo que era evidente.

Salí de la clínica feliz, pensando que había dado un gran paso en mi Dolor Crónico.

Feliz, optimista, ilusionada.

#SiempreAdelante

Con los pies en el suelo, en la realidad, como siempre, pero feliz.

Por haberme decidido a probar, por el éxito de la sesión.

Feliz, por la motivación que supone, ver un atisbo de luz, por la posibilidad de volver a «mi vida normal».

Feliz, y dispuesta, como siempre a seguir #SiempreAdelante.

Ese día, miércoles, había trabajado, ido a comprar, y al fisio, y por la tarde, seguía bien, nada de dolor, ni dificultad al andar. Por la noche hice por primera vez mis ejercicios en casa, y salieron bien, quiero decir, los hice sin problemas, sin Dolor.

Con el paso de los días, las sensaciones fueron variando, y en la segunda sesión, volvimos a justar ejercicios, incluso dimos un pequeño paso atrás, pero como hoy, ya me he extendido mucho, os lo cuento en la próxima entrada.

#SiempreAdelante

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *